Paso uno: Preparar la Mezcla de Albóndigas
En un bol grande, añade la carne picada, ajo, perejil fresco picado, un huevo batido, pan rallado y sal. Amasa a mano hasta que los ingredientes estén bien combinados. El pan rallado y el huevo proporcionarán a nuestras albóndigas una textura perfectamente tierna y rica.
Paso dos: Forma y Fríe las Albóndigas
Luego, forma pequeñas bolas con las manos y pásalas por la harina. Recuerda que no deben ser ni muy grandes ni muy pequeñas, el tamaño perfecto sería el de una bola de golf. Ahora, en una sartén con aceite caliente, fríe las albóndigas hasta que estén bien doradas. Una vez fritas, resérvalas.
Paso tres: Preparar la Salsa de Vino Blanco
En otra sartén, agrega el aceite y fríe la cebolla hasta obtener un color dorado. Añade una cucharada de harina y dora ligeramente. Esta mezcla de cebolla y harina proporcionará una textura rica y espesa a nuestra salsa de vino. A continuación, añade el vaso de vino, el azafrán, la sal y el perejil. Si fuera necesario, puedes añadir un poco de agua o de caldo de pollo para diluir la salsa.
Paso cuatro: Cocinar las Albóndigas en la Salsa
Por último, vuelve a añadir las albóndigas a la sartén con la salsa. Cocina a fuego lento durante unos 20-30 minutos, hasta que las albóndigas estén bien cocidas y hayan absorbido todos los sabores de la salsa. Recuerda revolver de vez en cuando para evitar que las albóndigas se peguen al fondo de la sartén.
Disfruta de tus Albóndigas
¡Y ya está listo! Puedes servir tus albóndigas de carne con vino blanco acompañadas de un poco de arroz blanco o de un trozo de pan fresco para saborear esa deliciosa salsa. Este plato, lleno de sabor y hecho con amor, es perfecto para disfrutar en familia o con amigos. ¡Buen provecho!