La evolución de los Judiones de La Granja
Aunque inicialmente se utilizaron para alimentar al ganado, la calidad y el sabor inigualable de estas judías no tardaron en captar la atención de los segovianos. Con el paso del tiempo, empezaron a hacer acto de presencia en las mesas de los lugareños. Marcan la transición final de alimento para animales a una delicia culinaria amada por los humanos.
El guiso más característico de Segovia
Desde los años cincuenta, estas judías son el ingrediente principal de un popular potaje segoviano. Este plato caluroso y reconfortante se prepara tradicionalmente cocinando lentamente las judías con chorizo, morcilla, oreja de cerdo y panceta, creando así una mezcla rica y sabrosa que es tan apreciada por los locales como por los visitantes.
Cómo preparar los Judiones de La Granja
Preparar este plato requiere de tiempo y paciencia. Las judías deben ser remojadas previamente en agua fría durante al menos 12 horas antes de cocinar. Una vez remojadas, se añaden a una cazuela con agua fría junto con los otros ingredientes. El potaje se cocina entonces a fuego lento hasta que las judías estén tiernas y el caldo haya tomado un cuerpo densamente saboroso. Se recomienda dejar reposar el guiso durante 24 horas antes de consumirlo, ya que esto intensifica los sabores.
Cerca del palacio, en la mesa de todos
A pesar de su origen modesto, los Judiones de La Granja han demostrado con creces que son dignos de reyes. Este plato, nacido en las cercanías del Palacio Real, ha conquistado los paladares de todos aquellos que lo prueban, convirtiéndose en una verdadera joya de la gastronomía segoviana. Es más, el Guiso de Judiones de La Granja es hoy en día uno de los platos más representativos de la región, apreciado tanto por los lugareños como por los visitantes.